viernes, 17 de agosto de 2007

Una peli llamada Hedwig

Tommy: ¿Crees que el amor dura para siempre?
Hedwig: No, pero esta canción sí.
Una amiga me pasó la peli Hedwig and The angry inch (2000). Me resultó un film bastante duro, como son las buenas películas. La cinta de forma autobiográfica cuenta la historia de un trasvesti que quiere ser estrella de rock. El formato obedece más a una opera rock en la que se interpretan, entre sarcasmo y animación de teenager, la infancia, el primer acostón, los vínculos con la madre, el amor a partir de Platón, el gabacho como tierra prometida y el conflicto de la pareja por mencionar los que ahora recuerdo.

También podría ser la lectura de un alemán del este, que entre los conflictos familiares escucha el American Forces y un buen día, después de que un american con la voz de Barry White le pide el casorio, decide insalarse en un camper bajo una torre eléctrica de Kansas. También se puede hacer una lectura sobre el desarrollo de la identidad, pero no por la búsqueda de aceptación por un determinado físico u atuendo, lo cual la haría una peli más sobre queens, sino por la lucha de sobrevivir en un mundo en el que cualquier intento de cobrar los sueños personales, se ve aminorado por el mercado, en el sistema de las ventajas competitivas. O también como una muestra que elegir un cambio de sexo no es tan sencillito, al niño Hansel, después de una mala operación te lo cuenta en la rola Angry Inch.

Con una saturación del color, excelente fotografía, ambientación, y sobre todo por la actuación del escritor, director y actor principal John Cameron Mitchell, que por momentos me parece ver, no sólo por el físico sino por la tesitura de voz, un gran homenaje a David Bowie, a Nico y a las convulsiones y los pantos del Iggy Pop. Pero con la melancolía expresiva de Peter Hammill en la segunda parte de Man Erg.

Me quedo con las repetidas escenas, altamente patéticas de un grupo de rock, que ante la búsqueda de éxito y el robo de sus composicion, tocan sus mejores rolas, visten sus mejores trapos y lanzan sus mejores notas a los comensales de un grupo de marisquerías del gabacho.

La cinta tiene bastantes elementos para que la considera una buena peli, será mejor que la busquen con su corsario favorito. Y no me gustó Shortbus.

lunes, 13 de agosto de 2007





Reproduzco el inicio de una entrevista realizada por Amalia Gieschen a Harold Alva. El tema: El Primer Festival Internacional de Poesía PAÍS IMAGINARIO, a celebrarse en Lima Perú del 27 al 31 de agosto del 2007. Como una replica conjunta de los realizado en México en el Encuentro de Poesía ESTOY AFUERA (2005). La entrevista completa en:





¿Qué es, para vos, un “país imaginario” en Latinoamérica?.

Vamos por partes. Primero por qué intentar construir desde la poesía un país imaginario, qué no tenemos como latinoamericanos para inventarnos un país imaginario, o qué tenemos. Te respondo con plena consciencia generacional: hemos recibido como herencia territorios fracturados, en cada uno de los países de nuestra América somos víctimas de crisis generalizadas, somos los sobrevivientes de catástrofes sociales que prácticamente han puesto en nuestros hombros una responsabilidad gigante: la simple premisa de no repetirlas; de allí que lo que nos mueve a intentar este Festival sea en efecto la urgencia de integrarnos; si políticamente vamos por distintas direcciones, entonces partamos por algo, tomemos como bandera algo que en realidad nos identifique, es decir, empecemos por nuestro lenguaje, y allí la poesía cumple un rol determinante, porque los poetas seleccionados para la primera serie de esta colección, son escritores con plena consciencia de “lo latinoamericano”. Entonces para mi este País Imaginario es el primer paso para curar estas fracturas..



¿Cómo surgió el proyecto?.


Hace tres años dirijo una editorial en Perú: Zignos; cuando empecé con la editorial la idea era aportar desde los libros por un verdadero cambio social, digamos que mi pretensión fue poner mi granito de arena desde la cultura, y lo interesante de tener un sello editorial es que conoces a otras personas que están en lo mismo, a eso le agregamos que también soy escritor, entonces conocía a otros escritores que pese a ser muy talentosos no podían acceder a publicar sus libros. Y esto coincide con un buen momento de la literatura latinoamericana última, los poetas empiezan a organizarse y a pensar ya no en función país sino como verdaderos ciudadanos a otra escala, como que la globalización les llegó de golpe pero desde la escritura supieron lidiar con ella, y empiezan estos desplazamientos llamados encuentros de poetas; donde -a diferencia de aquellos que son verdaderos paseos turísticos con viáticos pagados y con respaldo institucional- los miembros de esta nueva generación, con todo el sacrificio que el bolsillo les permite, inician este intercambio de experiencias en distintos escenarios: el Poquita Fe en Chile, el Estoy Afuera en México, el Novísima Verba en Perú o el Salida al Mar en Argentina. Convirtiéndolos en mi primer referente para intentar construir este país imaginario con sus miembros más representativos. Yo tenía ya la idea de editar una colección de poesía con esta generación, incluso publiqué una muestra de 18 poetas, posterior a ello es que empezamos a intercambiar correspondencia con Maurizio Medo, y Maurizio incluso también tenía un estudio sobre estos poetas, su libro se llamaba Hacia un país imaginario, entonces allí quedó el nombre: nada más preciso para definir esta búsqueda. Y empezamos a seleccionar a los poetas de esta colección.

viernes, 10 de agosto de 2007

El peso del mundo





Miro al cielo y pienso, no nunca voy a suicidarme. Esa parte del libro de Peter Hanke se me quedó grabada. La encontré acomodando unos libros en una librería. Después compré el libro y conservo la nota.

Regresaba de un viaje en tren por Chihuahua, vi un grupo de cuatro mantos de nubes, todas corrían en diferentes direcciones.
Extrañaba esa sensación, quería que las lágrimas me salieran otra vez, pero no por sentir que puedo llorar. Madre, dale gracias a Dios de que tu hijo puede llorar. Eso debió de decir Jesús en la cruz aquél día.

Quería recordar esa parte del viaje. Otra forma era poner el primer movimiento de la Tercera sinfonía de Górecki hasta que salga el coro, hasta que pasen más de 15 minutos. Hasta quedar satisfecho, de qué, no sé bien. Uno no regresa del todo a este mundo.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Tenemos que ver la obra de Sophie Calle. Soy un mentiroso. Equelaculpalatieneella.

En verdad me gustaba, llovía y hacia frío. Esa era nuestra primera noche. Me dije que el amor podría esperar algunos días. Tuve miedo de mirarla. No creía amar a G. Temía ser invadido por la mujer que estaba ahora en mi cama, quitándose el resto de ropa que no quise quitarle. G sería buena conmigo en la cama. Preferí cerrar lo ojos. En la oscuridad, al menos, subsistía la incertidumbre. Un día cometí la torpeza de decirle por qué, en la cama, mantenía los párpados cerrados. No dejó traslucir nada de sus pensamientos. Meses más tarde, liberada por fin del fantasma de Greg y de mis dudas, abrí los ojos, segura ya de que era a él a quien quería ver. No sabía que sería nuestra última noche: él iba a dejarme. "Lo que sucede posee tanta anticipación que no podemos nunca atraparlo y conocer su verdadera apariencia" (R. M. Rilke).

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