lunes, 3 de diciembre de 2007

Queremos alimentos y agua, no evaluaciones

VILLAHERMOSA, Tabasco(SUN)

Don Ramón Peralta, descamisado y con el pantalón arremangado, corrió entre el agua para recibir al helicóptero, al pensar que llevaba víveres.Media hora después se encontraba en el estadio Olímpico de esta capital sin saber por qué. “Me dijeron que me subiera y obedecí”, relata. El también delegado del ejido Guano Solo, Nacajuca, de 65 años, junto con 15 familias, dice: “Estamos todos entre el agua”, pero la gente se resiste a salir por temor a que le roben sus pertenencias y sus animalitos. Narra que no han recibido apoyo alimentario y era lo que deseaban, no que lo evacuaran de su lugar de origen. No tienen albergue y se queja que el presidente municipal de Nacajuca, Abenamar Leyva, de extracción perredista, ni siquiera les envía una despensa. Lo desalojan sólo con una trusaJunto con don Ramón Peralta, también su vecino, Candelario Chan, vestido sólo con una trusa amarilla, fue levantado por el personal de la aeronave en contra de su voluntad y desalojado. Desconcertado y sin la más mínima idea de lo que sucedía, el delegado municipal de Guano Solo, Nacajuca, se deja revisar por los servicios médicos, entre el escandaloso ruido de los aeronaves que se movilizan del helipuerto en que está convertido el campo de futbol de la Ciudad Deportiva. En una de sus manos lleva la desgastada toalla con la que también le hacía señas al piloto. Los habitantes de Guano Solo forman parte de los miles de damnificados tabasqueños que se resiste a salir de sus casas, por temor a perder el escaso patrimonio que les quedó. Se niegan a salir de sus hogares El vicealmirante Sergio Lara Montebello, jefe del Comando de Fuerzas Federales de Rescate, afirma que la gente se niega a salir, aunque piden agua y alimentos, pero que se les deje allí, en sus hogares inundados. Don Ramón Peralta argumenta estar acostumbrado a sobrevivir en la inundación que cíclicamente llega a su comunidad. Las camas las suben sobre maderas y bloques de piedra o ladrillo y las cosas las encaraman en el tapanco y el tapesco. El fogón lo improvisan sobre una balsa. Ponen una lámina, encima la leña y allí cocinan la “gallinita” o lo que tengan. Si el agua sube, “también el fogón va p’arriba”, narra.Nota Publicada: 05/11/2007 05:51