jueves, 18 de octubre de 2007

Como Julieta con Romero

Margarito Ledesma


El corazón humano de la gente
es cual una vejiga que se llena.
Echándole más aire que el prudente,
se va infle y infle y infle hasta que truena.

Y como el mío también es de cristiano,
se ve muy atariado y sumergido,
pues si siguen cargándole la mano,
el día menos pensado de el tronido.

Ya los ves, tus papás no se convencen
y no me dejan platicar contigo.
Está muy bien, yo no los contradigo;
pero siempre está bueno que se piensen.

Pues no pueden hallarse muchas veces
personas como yo, que sean honradas,
que sepan aguantar sus pesadeces
y que no anden con chismes ni asonadas.

Yo procuro granjearlos cuanto puedo
y les doy la banqueta y los saludo;
pero nomás se quedan como un mudo
y me echan unos ojos que da miedo.

Y aunque vean que uno sufre y que se afana,
parece que les tiene sin cuidado.
Ya ves, ya remacharon la ventana
y al zaguán le metieron un candado.

Y de arrimarme a tu balcón no hay modos,
ni pisando quedito y sin botines,
pues sale tu mamá y me avienta orines
y grita cosas para que oigan todos.

La verdad que ya yo me desespero,
y si siguen así estos asuntos,
no hay más remedio que enyerbarnos juntos,
como lo hizo Julieta con Romero.



Margarito Ledesma, como dicta un paréntesis bajo su nombre (Humosíta involuntario). Mexicano de nacimiento, febril escritor de Chamacuero de Comonfort, Guanajuato. El interesado podrá encontrar su libro bajo la editorial Stylo, sexta edición, 1952.

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